Esto que parece una obviedad decirlo, de tan conocido, es algo que una y otra vez sale en todo tipo de estudios.
Buscando en el Diario Sur (a ver si encontraba algo de la reunión que se desarrolló ayer entre MEC y Consejerías de Educación), he encontrado una noticia sobre los servicios de orientación profesional de la Universidad de Málaga. Lo que más me llama la atención es, precisamente, lo que menos se destaca en la misma: ingenieros y sanitarios son los que menos lo utilizan, con un 25% y un 10% del alumnado que ha terminado estos estudios respectivamente. Mientras que los estudiantes de letras o de ciencias (las llamadas "ciencias puras") son los que más lo usan, con un 90% y un 80% respectivamente.
Al margen de otro tipo de consideraciones, está claro que el tejido productivo necesita técnicos superiores. No formamos tantos como los que hacen falta. Mientras que los estudios de letras y ciencias clásicos no tienen tantas posibilidades de trabajo.
Frente a esta realidad aplastante, una y otra vez se atacan de raíz los cimientos de una posible solución. No hacen más que reducirnos horas, restarnos importancia. Nuevamente parece que el "que inventen ellos" se hace presente entre nosotros.
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